Por que eso me hacía sentir importante, me volvía un recuerdo constante en la vida de alguien más, me daba la oportunidad de interrumpir en su monotonía y ponerle a pensar tanto en su terquedad como en mi sadismo con tintes de amabilidad.
Espero que la inmadurez ajena le caiga bien y termine con la propia.
Tanto quería ser olvidada que me dolió el verme fuera de sus pensamientos.
viernes, 5 de septiembre de 2008
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